viernes, 22 de mayo de 2009

Mayo de 1810...

Durante el mes de mayo de 1810, los habitantes de Buenos Aires, entonces capital del Virreinato del Río de la Plata, mediante el Cabildo de la ciudad, depusieron al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y lo reemplazaron por una Junta de Gobierno. Esa Primera Junta no declaró la independencia: aunque desconocía la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias, asumió las tareas de gobierno en nombre del rey de España Fernando VII, quien había sido depuesto por las Abdicaciones de Bayona (su lugar fue ocupado por el francés José Bonaparte). De todos modos, esos eventos dieron inicio al proceso de surgimiento del estado argentino, que encontraría otro hito crucial en la Declaración de Independencia del Congreso de Tucumán, el 9 de julio de 1816. Existían, por cierto, una serie de factores externos e internos que, lentamente, crearon las condiciones para que se desarrollaran los eventos de mayo de 1810 en Buenos Aires. Algunos de ellos venían desarrollándose desde el siglo XVIII. Así, por ejemplo, el hecho de que los Estados Unidos de Norteamérica declararan su independencia en 1776 y lograran establecer un gobierno republicano independiente de Inglaterra constituía un antecedente importante. De la misma manera, la difusión de los ideales de la Revolución Francesa de 1789 representó un papel digno de mención en la conformación del ideario de mayo. Más directamente, las Guerras Napoleónicas y los primeros triunfos de Bonaparte contra España llevaron a las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII a la corona y a la formación de la Junta de Sevilla (y luego del Consejo de Regencia) para gobernar en su nombre: la resistencia al gobierno napoleónico y la lealtad a Fernando VII estaban en el corazón de la proclama del Cabildo de 1810. Uno de los factores de descontento interno estaba dado por el monopolio del comercio exterior que España mantenía sobre sus colonias. Eso implicaba que ciudades como Buenos Aires tenían formalmente prohibido el intercambio con comerciantes de otras naciones y, dada la precariedad de los contactos con la metrópoli, se desarrolló un verdadero sistema de contrabando de bienes. Además, Buenos Aires fue invadida dos veces, en 1806 y 1807, por tropas inglesas, y en ambos casos los vecinos de la ciudad, organizados en milicias, lograron expulsar a los invasores. Aunque estos sucesos no produjeron un movimiento independentista, sí alimentaron una sensación de desamparo respecto de España y de confianza en las propias capacidades (de hecho, Santiago de Liniers, el héroe de la segunda liberación, fue designado virrey entre 1807 y 1809). Más importante aún, las milicias criollas adquirieron un importante peso político que sería decisivo para el desarrollo de los eventos de mayo.


En 1809, la situación del Virreinato del Río de la Plata era extraña: Liniers gobernaba desde Buenos Aires, pero Francisco de Elío consideró que era un riesgo que un francés (tal el origen de Liniers) estuviera a cargo del gobierno, por lo que se estableció él mismo como virrey en Montevideo. En España, la Junta Central de Sevilla decidió terminar con los enfrentamientos en el Río de la Plata y dispuso el reemplazo de Liniers por Baltasar Hidalgo de Cisneros, quien arribó a América en junio de 1809 y se hizo cargo del gobierno. La gestión de Cisneros fue difícil. Por un lado, dadas las dificultades del comercio con España, el virrey estableció en noviembre de 1809 el libre comercio, pero ante algunas presiones revisó la medida y terminó concediendo el libre comercio sólo en forma limitada, con plazo hasta el 19 de mayo de 1810. Por otro lado, ante el crecimiento de la agitación, decidió crear un Juzgado de Vigilancia Política, con el objetivo de perseguir a quienes alentaran la creación de regímenes políticos que se opusieran a la dependencia de América de España. Esta medida de Cisneros estaba vinculada con el descontento que se había manifestado ya en otros lugares de la América hispánica. El 25 de mayo de 1809, en Chuquisaca, una revolución destituyó al gobernador y presidente de la Real Audiencia de Charcas, Ramón García de León y Pizarro, acusado de apoyar al protectorado portugués; el 16 de julio, en la ciudad de La Paz, otro movimiento liderado por el coronel Pedro Domingo Murillo obligó a renunciar al gobernador intendente Tadeo Dávila y al obispo de La Paz, Remigio de la Santa y Ortega; el poder recayó en el cabildo hasta que se formó la Junta Tuitiva de los Derechos del Pueblo, presidida por Murillo. La revolución de Chuquisaca no se proponía alterar la fidelidad al rey, mientras que la revolución de La Paz se proclamó abiertamente independiente. La reacción de los funcionarios españoles derrotó estos movimientos: el de La Paz fue aplastado sangrientamente por un ejército enviado desde el Perú, mientras que el de Chuquisaca fue sofocado por tropas que envió el virrey Cisneros. En ese contexto, el 14 de mayo de 1810 llegó a Buenos Aires la noticia de la disolución de la Junta de Sevilla, pues la ciudad había sido tomada por los franceses, que ya dominaban casi toda la Península: la Junta era uno de los últimos bastiones del poder de la corona española y había caído ante el imperio napoleónico. Se había constituido un Consejo de Regencia de España e Indias, pero esa novedad no había llegado aún a las costas porteñas. Esos hechos ponían en cuestión la legitimidad de Cisneros como virrey, ya que había sido designado por una Junta que había dejado de existir. El 18 de mayo, Cisneros proclamó que gobernaba en nombre del rey Fernando VII. Por su parte, un grupo de vecinos (entre los que se contaban Nicolás Rodríguez Peña, Hipólito Vieytes, Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Juan José Paso, Antonio Luis Beruti, Domingo French y Cornelio Saavedra) solicitó a Cisneros la realización de un cabildo abierto para determinar los pasos a seguir por el virreinato. Cisneros se resistió, pero tras numerosas presiones y negociaciones consintió la realización de un cabildo abierto el 22 de mayo, al que fueron invitados más de 400 vecinos.


¿Qué se debatió en el cabildo abierto?


El principal asunto de debate en el cabildo era el de la legitimidad del gobierno y de la autoridad del virrey. Algunos sostenían que la situación debía mantenerse sin cambios, mientras que otros defendían el principio de la retroversión de la soberanía, por el cual, desaparecido el monarca legítimo, el poder debía volver a los pueblos para que formaran un nuevo gobierno. El plural de “los pueblos” es importante: no se trataba de la soberanía de “el pueblo” como unidad abstracta, sino de “los pueblos”, las ciudades y sus hinterlands, representadas por sus cabildos. Así, por ejemplo, Castelli sostuvo que los pueblos americanos debían asumir la dirección de sus destinos en nombre de Fernando VII, hasta que el monarca pudiera regresar al trono, mientras que Juan José Paso defendió que el cabildo de Buenos Aires debía asumir ese papel y convocar a las demás ciudades a pronunciarse al respecto tan pronto como fuera posible. Por amplia mayoría, se decidió destituir al virrey y que el gobierno recayera en el cabildo hasta que se formara una junta de gobierno. Todas esas novedades fueron comunicadas a los vecinos el 23 de mayo, cuando también se invitó a las ciudades del interior a enviar diputados a Buenos Aires. El 24 de mayo, se conformó una nueva Junta, que estaría a cargo del gobierno hasta la llegada de los diputados del resto del virreinato. Esa Junta tenía como presidente y comandante de armas a Cisneros y como vocales a Saavedra, Castelli y los españoles Juan Nepomuceno Solá y José Santos Incháurregui. Esa noticia causó la indignación de algunos vecinos de la ciudad y, sobre todo, la agitación de las milicias: se consideró que la permanencia de Cisneros, aunque fuera con un cargo diferente al de virrey, era una burla a la voluntad del cabildo abierto.

La creación del primer gobierno elegido por los americanos en el Río de la Plata


Durante la mañana del 25 de mayo, una gran multitud, liderada por los milicianos de Domingo French y Antonio Beruti, comenzó a reunirse en la Plaza Mayor. Se reclamaba la anulación de la resolución del día anterior, la renuncia definitiva del virrey Cisneros y la formación de una Junta de gobierno, lo que efectivamente ocurrió horas después, cuando Cisneros había perdido ya todo apoyo. La nueva Junta quedó conformada con Saavedra como presidente, Alberti, Azcuénaga, Belgrano, Castelli, Matheu y Larrea como vocales, y Paso y Moreno como secretarios. Esa Junta reiteró la convocatoria a los cabildos de las provincias para que enviaran diputados a Buenos Aires y aclaró que esos diputados se irían incorporando a la Junta a medida que llegaran.Ni el consejo de Regencia, ni los miembros de la Real Audiencia aceptaron la nueva situación. Los miembros de la Audiencia no quisieron tomar juramento a los miembros de la Primera Junta y, en cambio, juraron fidelidad al Consejo de Regencia. Ante esas actitudes, la Junta decidió deportar a los miembros de la Audiencia y nombrar una nueva, compuesta íntegramente por criollos leales a la revolución. Con la excepción de Córdoba, donde Santiago de Liniers encabezó una resistencia pronto sofocada, las ciudades que hoy forman parte de la Argentina respaldaron a la Primera Junta. A la Revolución siguió inmediatamente la guerra. Pronto aparecieron claramente intenciones independentistas, que quedaron ratificadas en el Congreso de Tucumán de 1816, y se desató una guerra contra los realistas, que se extendió a toda América y terminó con la liberación del continente. Luego, siguió una guerra civil que extendió durante décadas los enfrentamientos en lo que hoy es el territorio argentino. Aunque la Revolución de Mayo de 1810 inició el proceso de construcción del estado nacional, su concreción definitiva sólo se produjo en 1862, tras la batalla de Pavón, con la unificación de la Confederación Argentina y la Provincia de Buenos Aires, que no había adherido a la Constitución en 1853.


Fuente: Educared.
Info complementaria: acceso a producciones realizadas por estudiantes rosarinos durante el año 2008 en torno a la fecha patria.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me parecio muy interesante volver a repàsar parte de la historia de nuestro pais.

brenda rodriguez

bety dijo...

la verda me gusto demaciado!! me encanta saber sobre nuestro pais. tambien la historia sobre nuestro pais siempre me gusta saber, muchas cosas. amo mi pais!! centurion beatriz